Injerto de grasa facial

El injerto de grasa facial, también conocido como transferencia de grasa autóloga, es uno de los procedimientos de rejuvenecimiento exclusivos del Dr. Manuel Antun: una técnica sofisticada que restaura la plenitud, la luminosidad y la armonía facial juveniles utilizando la grasa rica en células madre del propio cuerpo.

A medida que envejecemos, el rostro pierde volumen estructural en áreas clave: las sienes, las mejillas y la línea de la mandíbula se suavizan, creando sombras huecas y contornos cansados. Mediante una meticulosa transferencia de micrograsas, el Dr. Antun restaura el volumen, la vitalidad y el equilibrio naturales, devolviendo los contornos suaves que reflejan la luz y que definen una apariencia fresca y juvenil.

A diferencia de los rellenos sintéticos, el injerto de grasa facial utiliza el propio tejido regenerador del cuerpo, rico en células madre y factores de crecimiento que ayudan a mejorar la textura, el tono y la elasticidad de la piel desde adentro.

El Dr. Antun realiza injertos de grasa utilizando técnicas avanzadas de micro y nanograsas, diseñadas para esculpir y rejuvenecer con la mayor precisión.

La grasa se extrae suavemente de áreas como el abdomen o los muslos mediante una microliposucción mínimamente invasiva, luego se purifica y se reinyecta en zonas faciales específicas mediante cánulas ultrafinas. Cada gota se coloca estratégicamente para restaurar la suavidad, el contorno y el equilibrio sin la apariencia sobrellenada que a veces se asocia con los rellenos sintéticos.

Para una restauración estructural más profunda, como las sienes, las mejillas o las correcciones postraumáticas, el injerto de grasa estructural proporciona una base duradera. Para lograr una piel más refinada y luminosa, las nanotrasas (una forma más fina de grasa procesada) liberan células madre regeneradoras que ayudan a rejuvenecer el tono y la textura de la piel.

La recuperación es generalmente cómoda y discreta. La hinchazón leve desaparece en cuestión de días y la mayoría de los pacientes retoman sus actividades ligeras en un plazo de 5 a 7 días. Como en el procedimiento se utilizan grasas ricas en células madre propias, no hay riesgo de rechazo ni de reacción alérgica, sino de integración natural que continúa perfeccionándose con el paso del tiempo.

Los resultados son naturales, radiantes y duraderos: restauran las curvas juveniles y los contornos equilibrados, a la vez que revitalizan la piel desde adentro. Los pacientes suelen describir el resultado como descansado, luminoso y auténticamente renovado, en lugar de «diferente».